Estos son los agentes fronterizos a los que temen los migrantes

Hace unos meses, a veces pasaban cientos de personas cada día, que acababan en los patios traseros de los estadounidenses que vivían cerca de San Diego.
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La barrera de color óxido se eleva en el cielo azul sin nubes, un marcador sólido y casi infranqueable de la frontera entre México y Estados Unidos. Pero entonces se detiene, cuando el terreno accidentado se convierte en una montaña, o una gran roca bloquea el camino.

Estos son los puntos bien conocidos por los traficantes de personas, que traen a los migrantes en furgonetas, les muestran las brechas, les dicen que se dirijan al norte y que llamen al 911 si no encuentran agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense para entregarse.

Hace unos meses, a veces pasaban cientos de personas cada día, que acababan en los patios traseros de los estadounidenses que vivían cerca de San Diego, que poco podían hacer salvo indicarles el camino a seguir.