Mirar al norte

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Hijo de mi corazón:

Hace algunos años que quiero decirte “lo siento”, así es, siento mucho mirar hacia el norte y pensar lo que tienes que hacer y soportar para ayudarnos a tu mamá, a tus hermanas Lupita y Rosita y a mí. Por cierto que Lupita ya terminó de pagar la computadora con el dinero que mandaste la semana pasada, está muy contenta porque sus tareas de contabilidad serán más completas. También siento mucho que cada año tengas que esperar, con temor a ser rechazado, el aviso de que podrás viajar a Florida para la cosecha de sandía. Afortunadamente, desde hace 7 años no te ha fallado el patrón y otra vez te mandó lo del pasaje.

Siento no haberte podido dar las condiciones para que te quedaras a trabajar nuestra tierra, pero ya ves, hace muchos años que los gobiernos dejaron de ver hacia el campo. Es apenas ahora que empezamos a trabajar con un programa social para plantar árboles frutales, así que para el próximo año ya no tendrás que irte. Ya sembramos y tú llegarás a tiempo para ayudarnos a recolectar la mandarina. Sé que vendrás cansado, pero es para que ya no tengas que irte otra vez.

Siento mucho tu cansancio, tu lejanía, tu misma nostalgia por estar aquí con tu familia…

¿Pero sabes qué es lo que más siento?

Que esta carta debí escribirla hace tiempo, diciéndote cuánto te amo y extraño. Cuando vengas quiero decirte la noticia de que ya no tendrás que irte, porque tú tierra ya produce lo suficiente para todos y que juntos, con los apoyos, vamos a salir adelante.

Cuídate mucho, tú mamá y yo te queremos.

Con cariño

Tu papá Rosendo.